por Luis García
CRÓNICAS DEL MAGO 1
EL LIBRO DE MADERA
El
Libro de la estatua del Mago es solo una apariencia de libro. En realidad es
una caja con forma de libro, forrada de piel, que es lo que le da el carácter
antiguo. Lleva una portada que es una reproducción de la de la biblia de
Lutero, lo que le da un aspecto de libro medieval.
Su
función inicial, además del adorno, era como clasificador de las barajas
simbólica e infantil de reparto, que resultó ser más práctico y operativo que
el clasificador adosado al bastón derecho, puesto que permitía tener las dos
barajas de reparto a la vista, sin más que abrir el libro y así se podía dar al
cliente la carta más adecuada, haciendo honor al cartel “tengo tu carta de la
suerte”: una carta específica para cada persona.
La
posición de la estatua de pie es con la mano derecha apoyada en el bastón
derecho mientras la mano izquierda sostiene el libro, que se descarga de forma natural
en el bastón izquierdo, mediante la pestaña de piel de la parte superior, que
tiene un agujero para poder dejarlo en las ramas del bastón, además de una
descarga en las manos del cliente, que puede cogerlo sin problema como uno de
los adornos de la foto, ya que tiene un cierre de seguridad que impide que
pueda abrirse accidentalmente.
El
libro pasó por completo desapercibido. Nadie apreciaba las letras góticas en
alemán antiguo de la portada, hasta que un buen día le planté encima una
etiqueta pegada que ponía en letras normales claramente legibles: “Códice
Calixtino”. Vamos, un pegote. A los pocos días estaba en la prensa local como
reclamo turístico. Desde ese momento se convirtió en un elemento imprescindible
de los juguetes del Mago.
Pero
su valor aumentó cuando comprobé que podía servir para bloquear las fotos
indebidas:
La
gente educada, el turismo que nosotros llamamos “de calidad”, tiene la
delicadeza de poner una moneda cuando hace una foto a la estatua, y más aun,
cuando se pone al lado y otro se la hace. Es lo que sucedía con el turismo que
venía a Santiago cuando fue una ciudad cultural. Pero el turismo de baja
estofa, de gentes miserables e ignorantes, no tiene esa sana costumbre. Te
hacen la foto y se largan sin más, porque educación no tienen pero cara dura
derrochan. Y hay que bloquear al máximo la agresión que representa su
comportamiento.
Resultó
que la contraportada del libro era un buen bloqueador, porque en lugar de
hacerle una foto a la cara del Mago se la hacen al lomo del libro, y se llevan
un corte inesperado, y si hay “calidad” alrededor, la burla de los demás, y es
una forma de reflejar la
agresión que representa su actitud desconsiderada.
Dando
un paso más, además de reflejar la agresión puede servir como reclamo, si el
lomo del libro contiene un mensaje del tipo “foto = moneda”, o “foto = €”. La
versión actual, mas sofisticada, tiene una efectividad alta, porque:
El
mensaje está oculto y aparece repentinamente
El
mensaje es un gag: “Aquí falta algo €”
hasta el punto de que muchos clientes
prefieren la foto oculta a la foto normal.
El Libro se convierte así en un juguete
de altas prestaciones. Como reclamo turístico, todo el mundo sabe que el
electricista robó el códice, uno de los episodios mas truculentos de las
intrigas de la curia catedralicia.
Ya de por si el Libro como elemento
simbólico es muy interesante, pero revalorizado como el Códice lo es mucho más,
en sus tres funciones:
como clasificador
como adorno de la estatua para la foto
como bloqueador de fotos indebidas.
El manejo no es fácil: si la carta no se
da en el momento adecuado pierde todo su efecto.
Igual con el bloqueo: si se hace tarde ya
te han hecho la foto y si es prematuro falla el factor sorpresa.
Aunque siempre queda el efecto de
reclamo, ya que como el cartel es gracioso, la gente se ríe y dice vale, y así,
gente que no iba a echar echa y otros quieren precisamente la foto bloqueada.
La versión actual del libro se ha hecho
con un contrachapado de 3mm. muy ligero forrado con piel relativamente fina. La
portada es un vaciado de piel y la contraportada es como una ventana que se
abre y se cierra. El peso se ha reducido considerablemente respecto al modelo
anterior.
ANOMALÍAS
Identificando al “estimado vecino”
La singularidad comienza el martes 6, en
el momento que se presenta la policía para identificarnos, montando un paripé
espectacular, a las doce, con la Plaza llena.
Titular: El Mago y la Bruja denunciados
por los Santos Apóstoles.
Nosotros sospechamos por dónde pueden ir
los tiros, porque ya fuimos amenazados, pero no tenemos ninguna constancia
documental de en que se basa la denuncia.
El martes tenemos entrevista con el
servicio jurídico de la consellería social de la Xunta.
Veremos. Pero está claro que hay un nuevo
frente de combate y ya estoy redactando mi propia denuncia.
Dejamos los detalles para otra crónica,
después de la entrevista.
El Espontáneo
Al día siguiente se produce una nueva
cadena de anomalías, de dos a tres de la tarde.
Por la mañana cayó un chubasco
impresionante que barrió a las estatuas
La mas rápida en reaccionar fue el Mago
que volvió tras enviar por correo el Arte y los Mensajes a Pablo1.
En ese rato hubo un cierto porcentaje de
gente normal en Santiago y en consecuencia el Mago funcionó correctamente
durante ese período, recordando otros tiempos cuando a Santiago venía turismo
de calidad. Pero seguía habiendo ruido de fondo.
La estatua fue un foco de atracción,
formando un corro con el que trabajaba de forma continua. Pero siempre hay
mucha basura alrededor.
Le lancé un “fuera de aquí”, con tal
energía, que el tipo retrocedió unos metros.
El corro siguió funcionando solo.
Concretamente con el juego de los Tres Sombreros. La gente cogía su sombrero,
Mago, Ilusionista o Peregrino, se hacía la foto y los volvía a poner en su
sitio, y la estatua agradecía desplegando la espada abanico y repartiendo cartas de la suerte. Pero esto
era en la segunda atención (Gabriel Moreno). La primera controlaba al
espontáneo que estaba amenazándome con esperarme después y se estaba poniendo muy agresivo. Me estaban
dando ganas de bajar y machacarlo, pero yo notaba que el corro estaba
funcionando, así que todo siguió como si nada ocurriera.
Esta situación duró unos diez minutos en
los que no estuve haciendo conscientemente el trabajo. Al fin el individuo se
retiró hacia un extremo de la plaza y pude sentarme, muy tenso, tratando de
relajarme.
Bloqueando agresiones
Fue en ese momento cuando una familia de
indeseables se infiltró en el corro. Yo la estaba bloqueando pero en esto viene el mancebo y hace el gesto
de echar una moneda pero sin moneda, y como ese gesto lo conozco lo fulminé con
un “largo de aquí miserable” y al resto de la familia “tan mayorcitos y
haciendo el ridículo” y se fueron despotricando contra la estatua. Esto da una
idea del turismo basura que viene a Santiago.
Y nuevamente interviene la segunda
atención, porque la matriarca de la familia era una ordinaria y los niños
dignos herederos de su ordinariez y siguieron intentado hacer fotos que
continué bloqueando por diversos procedimientos para que en ningún caso
hicieran la foto que quería hacer, hasta que desaparecieron por el callejón.
Conversación escueta
Y fue en este contexto cuando apareció un
joven, con el libro de los Mensajes, lo que me dejó completamente
desconcertado:
- ¿Es usted Luis García?
- Sí
- ¿Puede firmarme el libro?
- ¿Qué pongo?
- Para Pablo
Así lo hice y me dio las gracias. Se hizo
una foto, echó una moneda y se fue.
Y eso fue todo.
Yo estaba tan agotado que no tuve fuerza
para preguntarle ¿quien eres, Pablo2?
El mundo del ilusionismo estaba
infinitamente lejos de allí. Todo fue como si nunca hubiera ocurrido.
Miré hacia el cesto y había un pastón.
Pero a partir de las tres y media, de
nuevo las fuerzas oscuras se adueñaron de la Plaza y tuve que retirarme
prematuramente para evitar tener una enganchada con alguien...
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