martes, 13 de agosto de 2013

Las Crónicas del Mago 1

por Luis García



CRÓNICAS DEL MAGO 1

EL LIBRO DE MADERA

El Libro de la estatua del Mago es solo una apariencia de libro. En realidad es una caja con forma de libro, forrada de piel, que es lo que le da el carácter antiguo. Lleva una portada que es una reproducción de la de la biblia de Lutero, lo que le da un aspecto de libro medieval.
Su función inicial, además del adorno, era como clasificador de las barajas simbólica e infantil de reparto, que resultó ser más práctico y operativo que el clasificador adosado al bastón derecho, puesto que permitía tener las dos barajas de reparto a la vista, sin más que abrir el libro y así se podía dar al cliente la carta más adecuada, haciendo honor al cartel “tengo tu carta de la suerte”: una carta específica para cada persona.




La posición de la estatua de pie es con la mano derecha apoyada en el bastón derecho mientras la mano izquierda sostiene el libro, que se descarga de forma natural en el bastón izquierdo, mediante la pestaña de piel de la parte superior, que tiene un agujero para poder dejarlo en las ramas del bastón, además de una descarga en las manos del cliente, que puede cogerlo sin problema como uno de los adornos de la foto, ya que tiene un cierre de seguridad que impide que pueda abrirse accidentalmente.

El libro pasó por completo desapercibido. Nadie apreciaba las letras góticas en alemán antiguo de la portada, hasta que un buen día le planté encima una etiqueta pegada que ponía en letras normales claramente legibles: “Códice Calixtino”. Vamos, un pegote. A los pocos días estaba en la prensa local como reclamo turístico. Desde ese momento se convirtió en un elemento imprescindible de los juguetes del Mago.

Pero su valor aumentó cuando comprobé que podía servir para bloquear las fotos indebidas:
La gente educada, el turismo que nosotros llamamos “de calidad”, tiene la delicadeza de poner una moneda cuando hace una foto a la estatua, y más aun, cuando se pone al lado y otro se la hace. Es lo que sucedía con el turismo que venía a Santiago cuando fue una ciudad cultural. Pero el turismo de baja estofa, de gentes miserables e ignorantes, no tiene esa sana costumbre. Te hacen la foto y se largan sin más, porque educación no tienen pero cara dura derrochan. Y hay que bloquear al máximo la agresión que representa su comportamiento.
Resultó que la contraportada del libro era un buen bloqueador, porque en lugar de hacerle una foto a la cara del Mago se la hacen al lomo del libro, y se llevan un corte inesperado, y si hay “calidad” alrededor, la burla de los demás, y es una forma de reflejar la agresión que representa su actitud desconsiderada.
Dando un paso más, además de reflejar la agresión puede servir como reclamo, si el lomo del libro contiene un mensaje del tipo “foto = moneda”, o “foto = €”. La versión actual, mas sofisticada, tiene una efectividad alta, porque:

El mensaje está oculto y aparece repentinamente
El mensaje es un gag: “Aquí falta algo €”

hasta el punto de que muchos clientes prefieren la foto oculta a la foto normal.



El Libro se convierte así en un juguete de altas prestaciones. Como reclamo turístico, todo el mundo sabe que el electricista robó el códice, uno de los episodios mas truculentos de las intrigas de la curia catedralicia.
Ya de por si el Libro como elemento simbólico es muy interesante, pero revalorizado como el Códice lo es mucho más, en sus tres funciones:
como clasificador
como adorno de la estatua para la foto
como bloqueador de fotos indebidas.

El manejo no es fácil: si la carta no se da en el momento adecuado pierde todo su efecto.
Igual con el bloqueo: si se hace tarde ya te han hecho la foto y si es prematuro falla el factor sorpresa.
Aunque siempre queda el efecto de reclamo, ya que como el cartel es gracioso, la gente se ríe y dice vale, y así, gente que no iba a echar echa y otros quieren precisamente la foto bloqueada.
La versión actual del libro se ha hecho con un contrachapado de 3mm. muy ligero forrado con piel relativamente fina. La portada es un vaciado de piel y la contraportada es como una ventana que se abre y se cierra. El peso se ha reducido considerablemente respecto al modelo anterior.


 ANOMALÍAS
Identificando al “estimado vecino”
La singularidad comienza el martes 6, en el momento que se presenta la policía para identificarnos, montando un paripé espectacular, a las doce, con la Plaza llena.
Titular: El Mago y la Bruja denunciados por los Santos Apóstoles.

Nosotros sospechamos por dónde pueden ir los tiros, porque ya fuimos amenazados, pero no tenemos ninguna constancia documental de en que se basa la denuncia.
El martes tenemos entrevista con el servicio jurídico de la consellería social de la Xunta.
Veremos. Pero está claro que hay un nuevo frente de combate y ya estoy redactando mi propia denuncia.
Dejamos los detalles para otra crónica, después de la entrevista.

El Espontáneo
Al día siguiente se produce una nueva cadena de anomalías, de dos a tres de la tarde.
Por la mañana cayó un chubasco impresionante que barrió a las estatuas
La mas rápida en reaccionar fue el Mago que volvió tras enviar por correo el Arte y los Mensajes a Pablo1.



En ese rato hubo un cierto porcentaje de gente normal en Santiago y en consecuencia el Mago funcionó correctamente durante ese período, recordando otros tiempos cuando a Santiago venía turismo de calidad. Pero seguía habiendo ruido de fondo.
La estatua fue un foco de atracción, formando un corro con el que trabajaba de forma continua. Pero siempre hay mucha basura alrededor.

De repente apareció un espontáneo, un tipo de profesional de la calle tipo buitre que al ver un corro que está produciendo dinero se infiltra para hacer de reclamo, y en un momento que la estatua puso el cartel de bloqueo “Aquí falta algo” a un geta, el espontáneo creó llegado el momento de reclamar lo suyo. ¡Un tipo que lo ,único que hacía era molestar creía que se había ganado una remuneración!

Le lancé un “fuera de aquí”, con tal energía, que el tipo retrocedió unos metros.
El corro siguió funcionando solo. Concretamente con el juego de los Tres Sombreros. La gente cogía su sombrero, Mago, Ilusionista o Peregrino, se hacía la foto y los volvía a poner en su sitio, y la estatua agradecía desplegando la espada abanico y repartiendo cartas de la suerte. Pero esto era en la segunda atención (Gabriel Moreno). La primera controlaba al espontáneo que estaba amenazándome con esperarme después y se estaba poniendo muy agresivo. Me estaban dando ganas de bajar y machacarlo, pero yo notaba que el corro estaba funcionando, así que todo siguió como si nada ocurriera.

Esta situación duró unos diez minutos en los que no estuve haciendo conscientemente el trabajo. Al fin el individuo se retiró hacia un extremo de la plaza y pude sentarme, muy tenso, tratando de relajarme.

Bloqueando agresiones
Fue en ese momento cuando una familia de indeseables se infiltró en el corro. Yo la estaba bloqueando pero en esto viene el mancebo y hace el gesto de echar una moneda pero sin moneda, y como ese gesto lo conozco lo fulminé con un “largo de aquí miserable” y al resto de la familia “tan mayorcitos y haciendo el ridículo” y se fueron despotricando contra la estatua. Esto da una idea del turismo basura que viene a Santiago.
Y nuevamente interviene la segunda atención, porque la matriarca de la familia era una ordinaria y los niños dignos herederos de su ordinariez y siguieron intentado hacer fotos que continué bloqueando por diversos procedimientos para que en ningún caso hicieran la foto que quería hacer, hasta que desaparecieron por el callejón.

Conversación escueta
Y fue en este contexto cuando apareció un joven, con el libro de los Mensajes, lo que me dejó completamente desconcertado:

- ¿Es usted Luis García?
- Sí
- ¿Puede firmarme el  libro?
- ¿Qué pongo?
- Para Pablo
Así lo hice y me dio las gracias. Se hizo una foto, echó una moneda y se fue.
Y eso fue todo.
Yo estaba tan agotado que no tuve fuerza para preguntarle ¿quien eres, Pablo2?


El mundo del ilusionismo estaba infinitamente lejos de allí. Todo fue como si nunca hubiera ocurrido.

Miré hacia el cesto y había un pastón.
Pero a partir de las tres y media, de nuevo las fuerzas oscuras se adueñaron de la Plaza y tuve que retirarme prematuramente para evitar tener una enganchada con alguien...

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